Estas son las ultimas fotos que hicimos con Gabriela, y significan mucho para mí, son fotos que representan mucho de lo que ella fue.
Allí esta ella sin ningún artificio, de frente, presentando su cuerpo, tan real, tan sincero, tan desprejuiciado, un cuerpo del que siempre se mostró orgullosa, aunque no cumpliera los canones o las proporciones idealizadas, pero que era tan de ella.
También están las emociones, su cara expresa una pena profunda, ese día conversando solo la dejaba ver como una sombra de los días complicados que todos viviamos. Su cara no le miente a la cámara, quizás no supe dimensionar toda su profundidad, pero su pose es sincera, simplemente ella.
Ese día le mostré la maqueta del libro en que trabajamos casi 2 años y se alegró de lo que habíamos logrado, también hablamos de futuros proyectos y se entusiasmó mucho con los planes para el próximo libro.
Para cerrar el día, decidimos hacer estas 3 fotos, 3 fotos que la mostrarían por completo, tríptico con fotos de gran tamaño: 20x25cm cada una. Lujo de detalle para su cuerpo tan personal, tan único, rotundo, hermoso.
Las fotos quedaron secando y al día siguiente las encontré en el suelo, algo paso y las fotos habían caído y se habían dañado, así quedaron: perfectas pero dañadas, como quizás somos todos. Quizás sea el fondo de mi fotografía y sea la enseñanza que me dejo Gabriela, siempre hay belleza, a pesar de lo dañado que estemos.
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